Eugenio y Culini de ´MDQ´

Por Damián Giovino (@DamianGiovino)

Realizan hace más de 30 años uno de los mejores y más originales programas que dio la TV argentina. Un trabajo artesanal en donde ellos mismos se ocupan de todo, a su manera, sin subyugarse por el dinero, los tiempos ni el rating. Dos almas libres que tienen como única filosofía vivir la vida. Para ellos, la riqueza verdadera son las experiencias y la familia. Solidarios, sencillos, genuinos y agradecidos. Tuvieron una infancia muy carente económicamente, siendo siete hermanos en un departamento de un ambiente. Humanizamos a Eugenio y Culini Weinbaum de ´MDQ Para Todo el Mundo´, dos locos divinos.

-Lograron imponer un estilo absolutamente singular. Con un sello propio, impronta y personalidad. Debe ser uno de sus grandes patrimonios…

Culini:  -Nosotros mismos editamos todos los viajes que hacemos; contamos y escribimos nuestro propio cuento. La edición es un trabajo sumamente absorbente que nos lleva cantidad de horas, días completos, meses, años. Hay gente que edita muchísimo mejor y más rápido, pero buscamos hacerlo a nuestra manera, y nos tomamos el tiempo que haga falta hasta que quede como nos gusta. El poder mostrar, comunicar y compartir lo que hacemos a nuestra manera, con nuestro estilo; es el gran tesoro y fuerza que tenemos. Damos lo mejor.

Eugenio: -No hay mejor contador de historias o cuentos que aquel que vivió la experiencia en primera persona. Mucha gente piensa que detrás nuestro hay una súper producción de 50 personas viajando por todo el mundo cumpliendo diversas tareas. Nosotros somos los camarógrafos, los editores, los productores, los guionistas, los organizadores de los viajes. Hacemos absolutamente todo. Tenemos el trabajo, también, de nuestros hermanos Chicho y Karina. Buscamos destinos poco turísticos que muchas veces conllevan muy poco confort. Somos curiosos, cazadores de imágenes. Buscamos historias y aventuras. Contenido que la gente no haya visto ni en las redes sociales. El mundo es redondo y está globalizado, pero siempre quedan rincones muy pocos conocidos para encontrar experiencias, culturas, rituales. En los lugares turísticos, vas a conocer lo que te quieren vender.

-También se destaca de ustedes la frescura y simpleza que irradian…

C: -La primera vez que fui a un hotel cinco estrellas fue hace poco y porque me invitaron dos días. No tenemos grandes pretensiones en cuanto a lo económico. Sí tenemos grandes pretensiones en pasarla bien. Es la filosofía de nuestra familia. Así aprendimos, así crecimos, así nos manejamos. Es lo que nos gusta y lo que elegimos. No perseguimos lo material, que lógicamente es bienvenido si llega, pero no vamos tras eso. No apuntamos a un destino final, sino a pasarla bien en el camino que es lo verdaderamente importante, lo que te queda. Buscamos hacer el programa para que a la gente le quede algo grabado en su cabeza y no las olvide, que las recuerde. Logramos grabar y presenciar cosas que no son fáciles de conseguir ni acceder. Lo contamos como si fuésemos un vecino del que nos está viendo del otro lado de la pantalla. De igual a igual.

E: -Somos uno más del barrio. Somos más de la calle que de la tele y por eso mucha gente nos siente cercanos y se identifican. El lenguaje protocolar o político, la gente común lo ve como algo lejano o ajeno; no le llega.

-El mundo está lleno de culturas que, a simple vista, parecen absolutamente diferentes. Ustedes logran demostrar que siempre hay un punto en común en donde conectar y generar una sinergia.

E: -Es uno de los motivos por los que viajamos solos. Si vos irrumpís en un lugar con un equipo de producción de 20 personas: sonidistas, camarógrafos, iluminadores; no te podés mezclar y mimetizar con los nativos. Nosotros llegamos con el mayor de los respetos. A lo mejor el primer día nos quedamos aislados para que nos vean, para que se acostumbren a nuestras caras. A veces la música es el nexo. Sacamos un charango y nos ponemos a tocar, y a ellos les da curiosidad y nos lo piden para cantar, o sacan otro instrumento. Ahí se produce algo mágico y pasamos de ser desconocidos a entablar un vínculo casi familiar, se abren. Buscamos mostrarles lo que hacemos: con revistas, fotos, videos; y les causa mucha gracia. Algunas veces nos cuesta irnos de los lugares porque nos piden que nos quedemos, y lo hacemos algún día más. 

C: -Tenemos la suerte, a pesar de que no dominamos ningún idioma, de generar empatía con la gente autóctona de los lugares a donde vamos, y gracias a eso se abren y nos terminan mostrando su cultura, sus rituales.

-Por más disimiles lugares geográficos y culturales, lo que une a las personas es lo simple: el irradiar buenas energías, respeto, solidaridad. Ese es el idioma universal más eficaz y ustedes lo demuestran.

E:  -A veces a la gente le cuesta entender que haya culturas tan distintas a la nuestra. El error que se comete es juzgar, porque no somos quienes para juzgar qué está bien o mal, es ser irrespetuoso. Si tal cultura lleva adelante cierto ritual, si a ellos les hace bien; ya basta. Aprendimos eso y respetamos todo. Que después no compartamos algún ritual que nos toca presenciar, es otro tema. Cuando ves a alguien de la línea media para abajo socioeconómica, te hace decir: ´¿de qué me quejo yo?´ El poder darle una mano a esa persona, sumarle en lo que fuere; es lo que te hace sentir bien. La situación del país es compleja. Cada vez hay más niños y adultos pobres, que pasan hambre. En un país de la riqueza natural de Argentina, no le puede faltar la comida a un chico. Es incompresible. Es una locura.

C: -Se logra desde la empatía, del pensar qué siente el otro, de qué manera actuar para que le venga bien a la otra persona, para aportarle algo. Dar una mano de la manera que sea, que lo sentimos como una obligación moral. Ver disfrutar al prójimo, es motivo de disfrute para uno mismo. Hacer las cosas bien hace girar una rueda con consecuencias buenas. Tratamos de las buenas acciones hacerlas en silencio. Nuestros hijos ven cómo uno actúa y no hay mejor manera que predicar con el ejemplo. Lo que alguien ve que otro hace, es lo que le queda.

-Se los nota dos tipos muy agradecidos con la vida…

E: -Es así. Somos muy afortunados, no por el dinero, que la peleamos día a día como la gran mayoría de los argentinos; sino por la familia alucinante que tenemos. Somos muy agradecidos. Nuestros viejos nos inculcaron el respeto y el amor. Estar en familia es invaluable, el mayor tesoro que uno puede tener. Tuvimos una infancia, en lo económico, muy carente. Comíamos porque existía el fiado, porque si no hubiera habido días en que no contásemos con un plato de comida. Nos pasábamos los zapatos de hermano a hermano en escala de edades. Nunca nos molestó no tener nada, porque para nosotros teníamos mucho por el motivo de que éramos felices. La vida es difícil para todos y por más que hagas lo que te gusta siempre va a haber sinsabores. Nosotros hemos perdido una hermana. Nos han faltado muchas cosas, pero nunca amor, y eso nos nutrió y nos dio la fuerza para siempre estar contentos con lo que venga a nuestras vidas. Una vez un amigo que vive en una villa me dijo que él podría vivir como vive alguien de buena clase social, pero hay que ver si ese que vive ´bien´, podría vivir en una villa y ser feliz como lo es él. 

C: -Son posturas ante la vida, maneras de ver las cosas. Podés ver lo que te falta o podés ver lo que tenés y valorarlo. Nos sentimos afortunados y privilegiados. Nuestra vieja siempre dice que hay dos maneras de ver la vida: como que cada día es uno más, o como que cada día es un milagro. Partiendo de la base de la salud: caminamos, vemos, oímos. La vida tiene altibajos, de eso se trata, pero todo suma. Hay que ser agradecido, feliz y valorar. Cuando dejás de valorar perdés la noción de las cosas. Hacemos lo que nos gusta y eso es un privilegio y una suerte. Así criamos a nuestros hijos y les inculcamos esos valores, de que busquen ser felices, ante todo. De que hagan lo que les guste.

– ¿Cómo fue sus infancias en el seno de una familia humilde?

E: -Vivíamos en un departamento de un ambiente siendo siete hermanos, más nuestros viejos, más un primo, un amigo de la familia que en la época de la dictadura estaba resguardado en nuestra casa con su pareja. Se le sumaban nuestros amigos, porque la nuestra era la casita donde se permitía todo, porque nuestros padres eran permisivos: no nos dejaban hacer locuras malas, pero sí locuras benévolas. Éramos una banda en un lugar muy pequeño. Había cuchetas de cuatro pisos, y el que dormía en el último tocaba la cara contra el cielo raso, no podías ponerte boca a arriba porque te chocaba la nariz con el techo. Nunca lo padecimos.

-Para los valores no tiene nada que ver la condición socioeconómica, están más allá de si tenés más o menos, nada impide inculcarlos. Se nota que eso hicieron sus padres…

E: -Fuimos felices sin necesitar ser una familia acomoda social ni económicamente. Nuestros padres nos brindaron el amor y la confianza que un niño necesita. Lo importante no es cuánto tenés desde lo material, sino cuánto tenés de amor y de contención. No hay niños ricos felices solamente por eso. Hay un refrán que dice: ´era tan pobre que lo único que tenía era dinero´. La riqueza solo por lo económico, no existe. Te puede dar cierta tranquilidad y tener alcance a ciertas cosas, pero no te va a dar la felicidad. Podés ser un infeliz millonario y podés ser feliz con escasos recursos.

-Si no hubieran tenido esa infancia, quizá hoy no serían lo que son. El universo es sabio y todo tiene su cauce hacia algo…

E: -Es cierto, seguro que sí. Esas cosas te fortalecen. Uno va valorando las cosas con el paso del tiempo. La vida es como un dominó, depende para qué lado lo empujes es para donde van a ir las fichas. Hay que enfocar las fichas para lados positivos. Después podés ir cambiando el rumbo y eligiendo diversos caminos; pero la esencia de lo que te inculcaron tus padres, no cambia. Tu ADN es lo que vivís en tu casa en tu crecimiento, lo que te inculcan; es lo que absorbés. Si uno lucha por uno ideal, lo va a terminar consiguiendo si está convencido que lo está haciendo está bien.

-Entienden la vida como el cúmulo de experiencias, que es la verdadera riqueza…

E: -La vida es una sola y hay que disfrutarla. Es lo que inculco a mis hijos: que disfruten la vida, siempre siendo personas de bien y solidarios. Te aseguro que cualquier persona que está en el lecho de muerte y se dedicó toda su vida a acumular una fortuna de dinero o ser miserable, cambia todo ese dinero por una hora más de vida. Hay que aprender a aprovechar la vida, porque en el último minuto, ya sin salud, no se puede cambiar. Los que solo vivieron para trabajar, antes de morir van a sentir que no aprovecharon la vida.

C: -El secreto es encontrar el equilibrio entre lo que te hace feliz y respetando las obligaciones que uno tiene que cumplir como hijo, como padre, como ciudadano. El problema está cuando hay un desequilibrio: cuando se vuelca todo al dinero o, por el contrario, al libertinaje. Sin equilibrio, siempre en algunas áreas vas a tener carencias.

-Llevan más de 20 años de padrinazgo del Servicio de Oncología del Hospital Materno…

E: -Hace 21 años somos padrinos del área oncológica del Hospital Materno de Mar del Plata. Son niños que están atravesando por un momento de lucha. Los amamos. Nos hace sentir muy felices el padrinazgo y la devolución de los chicos, las muestras de amor. Para nosotros es una responsabilidad muy grande y lo hacemos desde el corazón. Siempre que hacemos un evento, toda nuestra familia participa. Ver a un nene que estaba en el área oncológica, sin pronóstico, con paliativos, y que 20 años después viene y te dice: ´padrino, te presento a mi hijo´, habiendo ganado la batalla, es muy emocionante, se te can las lágrimas de alegría.

-Algunos pensarán que, al ser tan aventureros, están siempre corriendo riesgos. Pero es preferible que la muerte te sorprenda habiendo hecho algo, a que la vida te sorprenda vacío.

E: -Totalmente de acuerdo. Uno no puede vivir encerrado, con miedos. El miedo es contraproducente, ocasiona pánico, el pánico genera parálisis en todos los aspectos. Vivir con miedo es vivir sin disfrute, sin alegría. No nos vamos a tirar desde un avión sin paracaídas, pero sí buscamos vivir la vida, conocer lugares, tener experiencias. Hemos corrido muchos peligros, pero es lo que nos gusta.

-El mundo en general, ni hablar el de la TV, es de mucha inmediatez y vorágine. Suele haber modas efímeras que luego desaparecen. Ustedes pudieron perdurar en el tiempo siempre vigentes. Un gran logro…

E: -Lo valoramos y agradecemos. Siempre que salió al aire una temporada de ´MDQ´, lideró en rating esa franja horaria. A nosotros nos sorprende. Adrián Suar, Pablo Codevila, siempre entendieron y respetaron que para poder poner una temporada al aire necesitamos nuestros tiempos, que ronda los tres años. Nunca volvemos al aire hasta que no sentimos que estamos sorprendidos nosotros mismos con el material logrado. La vigencia es gracias a no subestimar a la persona que te va a ver del otro lado de la pantalla, que siempre se sorprenda, que no diga: ´estos se vinieron abajo´. La gente en la calle no nos trata como ´famosos´ con ese resquemor o protocolo, nos trata como a uno más y eso nos encanta. Se nos acercan con total confianza.

C: -También el ser fieles a nosotros mismos, a nuestras convicciones, que por ahí no son las más comunes o las clásicas. No producimos un programa comercialmente, a la carrera, para hacer plata. Disfrutamos de hacerlo a nuestra manera. Buscamos ser originales, no copiar nada. Cuando compartimos un material con el público, lo hacemos con el mayor respeto del mundo. Que alguien te diga que le gusta lo que hacemos, que le parece muy bueno; nos llena el pecho de orgullo. Es la consecuencia de hacer lo que nos gusta. Nunca nos interesó ser conocidos.

 “Si bien uno a veces cena con la realeza o la reina de un país; siempre quiere volver a tomar mate con su gente porque es donde se siente cómodo”, dijo en charla con ´Humanizados´ el célebre polista de La Aguada, Miguel Novillo Astrada. En esa línea los chicos de ´MDQ´ una vez declararon: “no nos interesó nunca ir al programa de Susana o a almorzar de Mirtha. Eso nos da más nervios que darle de comer a las hienas. No es que no nos diviertan sus programas, pero tenemos otro estilo”.

-Por más de transitar en un rubro como el de la TV, de muchos flashes y luces, se nota que no son del palo, que se sienten cómodo en otra habitad.

E: -Es así. Después de estar más de 10 años en el cable, entramos en la TV abierta haciendo una temporada en ´Azul Televisión´ (lo que hoy es Canal Nueve), y en 2001 pasamos a TELEFE. Estábamos en el horario pegado a ´Sábado Bus´ con Nicolás Repetto, que en ese momento era un éxito total, el programa más visto del país. Cuando me invitó al programa y me presentó, que yo tenía que bajar por una escalera mecánica, pensaba que me iba a caer de los nervios, decía: ´qué hago acá´. No nos resulta cómodo ir a programas.

C: -Habiendo viajado tanto por infinidad de lugares, seguimos viviendo en Mar del Plata, siempre volvemos acá, es nuestro lugar. Es volver a la esencia, a nuestro ADN. Acá nos hicimos como personas. Nos hace felices vivir acá.

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