Facundo Ardusso

Por Damián Giovino (@DamianGiovino)

Uno de los más destacados deportistas argentinos de la actualidad. Animador permanente del automovilismo de los últimos años en las principales categorías del país. Es, junto a Agustín Canapino, el mejor piloto. Bicampeón en Súper TC 2000. Talentoso enganche que pudo quedar en las inferiores de River, pero priorizó su pasión: correr en autos. En 2008 tuvo un accidente con graves lesiones. Embajador del INADI. Gran amigo de Leo Ponzio. Su hermano menor padece Síndrome de Asperger. Humanizamos a Facundo Ardusso

-Guillermo Coria decía que cuando estaba en la élite necesitaba volver a su pueblo, Venado Tuerto, para tener contacto con la realidad, compartir con sus amigos y familia. Decía que era su cable a tierra.  ¿Te pasa algo parecido estando en Las Parejas, tu ciudad natal? 

-No. Yo vuelvo siempre acá y vivo acá, porque es donde quiero vivir. No es que necesito que alguien me baje a tierra por mi presente en el automovilismo. Acá tengo a mi familia, mis amigos de la primaria, mi club, mi novia que vive conmigo. Tengo bien en claro quién soy, mis orígenes, no es que necesito caer a tierra.   

-Pero debe ser lindo saber que ahí la gente te quiere y te valora por lo que sos como persona y no por el éxito deportivo… 

-Sí, porque acá la gente me conoce de antes que corriese en autos. En Las Parejas soy uno más. No busco el reconocimiento por mi profesión. Uno sabe que hay gente exitista que cuando las cosas van bien están en cantidad, y cuando van mal, son pocos. Acá yo me siento alguien común. 

– ¿De chico te diste cuenta que tenías muchas facilidades para los deportes?

-Sí, en todos los deportes que practiqué fui competitivo. Tanto en el fútbol, que fue el deporte que más jugué de chico, como en el tenis. En el básquet no era tan bueno, pero me las rebuscaba bien. En todos los deportes de la escuela siempre me fue bien. Tengo facilidad para los deportes, los entiendo rápidamente. 

Ardusso se destacaba como enganche del club de su ciudad, Sportivo Las Parejas. Tal es así que Daniel Onega, coterráneo suyo y leyenda de River, lo seleccionó para hacer una prueba en el Millonario con el objetivo de ingresar a sus divisiones inferiores. Facu se presentó a la evaluación y hasta estuvo unos días en la pensión. Los resultados fueron auspiciosos ya que logró pasar los primeros filtros de selección. Pero cuando tenía que hacer la última y definitiva prueba para ser fichado oficialmente por River… se fue. Su destino ya estaba marcado. 

-Tuviste la posibilidad que sueñan millones de chicos del país: quedar en las inferiores de River, club, además, del que sos hincha, y elegiste irte porque querías ser piloto de autos. Qué nivel de vocación, convicción y pasión hay que tener para renunciar a semejante propuesta en pos de seguir tu sueño…

-Sí, totalmente. Mi pasión siempre fue el automovilismo y por un tema económico no lo pude hacer de más chico. Fue, entre comillas, una decisión fácil el no ir a la última prueba para ver si quedaba en River, porque yo estaba convencido de lo que quería, que era ser piloto de autos. Fui a hacer la prueba, pero más para disfrutar de la vivencia de ir al Monumental porque siempre tuve en claro que lo mío era ser piloto. 

-Quedar en River te daba una perspectiva futura de ganar mucho dinero si llegabas a Primera. Dedicarte al automovilismo tenía muchas más incertidumbres económicas. ¿Nadie de tu entorno te lo planteó cuando tomaste la decisión?  

-Mi viejo siempre me apoyo en todo lo que yo decidiese. No me pudo apoyar de más chico a que incursionase en el automovilismo porque no tenía el dinero suficiente. Sí me decía que jugara al fútbol que me iba a ir bien y que después de grande me diera el gusto de corres en autos.  Él sostiene que me hubiese ido bien en el fútbol. Pero cuando vio la pasión y el convencimiento que tenía para dedicarme de lleno al automovilismo, fue el primero que me apoyó. 

-Siempre has dicho que te gusta correr en autos, pero no te gustan los autos desde la participación en la parte mecánica… 

-Exactamente. La parte mecánica no me gusta mucho, el tema del armado del auto y demás. Me gusta correr, y ahí pongo todo el foco.

-El automovilismo es un deporte que depende mucho de los sponsors para poder llegar a la élite profesional. ¿Tuviste dudas al comienzo de tu carrera de si los ibas a poder conseguir, más allá de tus condiciones de piloto?

-Siempre está la duda y la incertidumbre de si vas a poder o no, porque no es fácil conseguir los sponsors en el automovilismo. Y nosotros los pilotos dependemos de ellos para poder estar presentes y competir. Gracias a Dios hace muchos años tengo un montón de sponsors que me vienen acompañando. Pero es cierto que para trascender y triunfar en el automovilismo no solamente depende de la capacidad que tenga un piloto, sino de que lo acompañen los sponsors. 

-Has declarado que el primer año corriendo en el TC 2000 tuviste malos resultados ya que respetabas mucho a tus rivales porque eran referentes que veías de chico. Imagino que en la alta competencia es importante creérsela un poco para lograr objetivos…

-Sí, me pasó eso al principio porque quería ser amigo de mis colegas y así no iba a ganarme un lugar. No tenía que ser amigo, tenía que ganarles. Tardé casi un año en darme cuenta y casi quedo afuera del TC 2000. Hay que generar confianza en sí mismo para poder ganarse un lugar entre los mejores sin dar ventajas y así cuidar tu fuente laboral. 

-Se te nota un pibe simple y humilde, de una ciudad tranquila. ¿Cómo llevaste la fama que ibas logrando producto de tus logros?

-No me ha cambiado ni me la creo, pero la disfruto. Disfruto de todo lo bueno que me pasa y trato de aprender de lo malo. 

Hay reconocimientos que a veces tienen más valor que un logro deportivo. Facu es una persona comprometida fuera de la pista y ha sido distinguido como Embajador del INADI como líder positivo en la lucha contra la discriminación y la búsqueda de la inclusión. 

-Una distinción como esa debe ser producto de orgullo para vos y tu familia, más allá de lo deportivo…

-Sí, ni hablar.  Más allá de los logros deportivos que uno pueda ir obteniendo, es importante no cambiar como persona y seguir el camino que mi familia me inculcó. Siempre estoy dispuesto para colaborar y ser útil en lo que pueda.

Facundo tiene un hermano menor, Alfredo, que padece Síndrome de Asperger, un trastorno del comportamiento que afecta la capacidad de socializar y comunicarse correctamente. Sin embargo ‘Alfredito’ es un ejemplo de superación absoluta, un luchador nato. Se dedica al periodismo y al relato de carreras, su gran pasión, y lo hace muy bien, superándose día a día. 

-Tu hermano debe ser un ejemplo para vos y una fuente de inspiración… 

-Sí, totalmente. Alfredo es una enseñanza permanente para todos los que estamos cerca de él día a día. Ver la garra, el sacrificio y esfuerzo que le pone a su vocación que es ser periodista. La manera en que encara la vida es muy inspiradora para nosotros. A veces soy mucho más vago que él porque las cosas me salen con más naturalidad. Por eso ver su esfuerzo, a él que las cosas le cuestan todas un poco más, me sirve para aprender. 

-El entrenamiento cognitivo y de la neurociencia, reflejos-reacción-concentración, ¿es la parte más vital en un piloto?

-En un 50%. La cabeza maneja todo. Es la que termina tomando decisiones en función de la capacidad de procesamiento que yo tenga. Es una parte muy importante y siempre le doy mucho valor. Busco estar lo más lúcido posible para poder tomar las decisiones acertadas en los momentos adecuados. 

-El automovilismo parece un deporte muy difícil para hacerse amigos…

-Sí, es difícil hacer amigos dentro del ambiente por la competencia que hay. Mis amigos los tengo en Las Parejas, que son los de toda la vida. Pero me llevo de manera excelente con el 99% de mis colegas, por no decirte el 100%. Siempre hay más afinidad con uno que con otro, pero es difícil lograr esa palabra tan fuerte que es “amistad”. 

-La profesión que ejercés es de alto riesgo. ¿Lo tenés siempre presente o tratás de no pensar tanto en eso?

-Yo lo tengo bien en claro eso, soy consciente. Realizo una actividad de mucho riesgo, de los deportes de mayor riesgo del mundo. Uno asume riesgos constantemente como piloto. Por eso hay que tener el respeto necesario por la actividad. 

-Una vez diste una muy interesante reflexión de que hay más peligros manejando en la calle, donde la gente va escuchando música, mirando el celular, que en una pista…

-Sí. Pienso que es más peligrosa la calle que la pista. Es un punto en el cual todos los argentinos debemos mejorar: la forma imprudente con que manejamos por la vía pública. Si bien nosotros los pilotos asumimos riesgos porque corremos a alta velocidad; tenemos cinco cinturones de seguridad, corremos todos en la misma dirección, Hay un montón de gente que nos está cuidando de cerca: los banderilleros, los médicos, los bomberos, la policía, nuestro equipo en boxes. Hay mucho más riesgo andando por una ruta, donde hay mano y contra mano, donde hay malas señalizaciones, donde a veces la cinta asfáltica tiene posos, donde los conductores van escuchando música, a veces con el celular. Un simple descuido te hace chocar con el que viene de frente en la otra mano que está a un metro de separación nada más. 

-Los autódromos de Argentina parecen ser el gran déficit del automovilismo en el país. ¿Por qué crees que hay pocos en un estado realmente óptimo? 

-En Argentina han evolucionado mucho los autos y no evolucionaron tanto los autódromos. Es un punto a mejorar para el país. No tenemos muchos autódromos diez puntos, son muy pocos los que están en esa condición. 

Ardusso es muy amigo de Leo Ponzio. Otra gran amistad dentro del deporte que tiene el capitán de River es la de Facundo Pieres, uno de los dos mejores polistas del mundo. En charla con Humanizados, Pieres hizo el siguiente comentario: “Si salgo a comer con Ponzio o Juan Martín del Potro, ellos no pueden caminar una cuadra de corrido que los paran para pedirles fotos. Yo puedo caminar tranquilo y eso me gusta de mi profesión”.

-En comparación con el nivel de exposición que tiene un futbolista, ¿disfrutás de poder tener una vida tranquila fuera de la pista? 

-Comparto totalmente lo que dice Pieres. Yo tengo la posibilidad de que me vaya muy bien en lo mío, pero fuera de eso puedo tener una vida privada. Privada entre comillas porque uno no deja de ser un personaje público por la profesión que ejerce y por el reconocimiento que puede tener. Pero dentro de los márgenes de ´personaje público´, si me comparo con un futbolista tengo una vida privada. Eso está bueno, me gusta porque puedo desenvolverme tranquilamente por la vida cotidiana fuera de lo que hago, cuando a un futbolista reconocido se le hace imposible. 

Facu estudió en la Universidad de Rosario para Contador Público. Aún adeuda algunas materias para poder recibirse, que no pudo completar por tener que dedicarse de lleno al automovilismo. 

– ¿Tus viejos te inculcaron que estudies?

-Sí, ni hablar. Si fuese por mis viejos quisieran que sea contador. Pero mientras estudiaba la carrera estaba iniciando mi carrera como piloto y se me empezaron a presentar oportunidades dentro del automovilismo que no las podía dejar pasar y eso me privó de poder terminar la carrera y recibirme, quedándome ocho materias pendientes. Me encantaría ser contador, pero mucho más me gusta ser piloto. En la vida a veces hay que tomar decisiones y no podés lograr todo. O sí podés lograrlo todo, pero necesitás de muchas ganas, mucho esfuerzo y yo la verdad que ya no las tenía esas ganas como para terminar la carrera. Por ahí fui un poco vago. Quizá en algún momento la termine, pero no es mi prioridad hoy en día.  Mi prioridad es poder ser cada día un mejor piloto. 

-Haz dicho que no te gustaría que tus hijos se dedicaran al automovilismo. ¿Por qué?

-No quisiera que mis hijos fuesen pilotos, después que sean lo que quieran. Los que más quisiera es que fuesen profesionales en alguna carrera universitaria, cosa que no logré yo. O que practiquen otro deporte, como el tenis. Me gusta mucho el tenis porque el deportista depende mucho de sí mismo y de su capacidad y no tanto de lo que haga el resto. En el automovilismo depende mucho de tu equipo para que vos puedas lucirte. 

-En 2008, corriendo en Alta Gracia, tuviste un tremendo accidente con considerables lesiones. Más allá de tu fuerza de voluntad para recuperarte y volver a las pistas, ¿qué aprendiste de ese suceso? ¿Te hizo mejor piloto?

-No sé si me hizo mejor piloto. Lo que digo es que hay que aprender de todas las situaciones que te atraviesan, sean buenas o malas. En esa situación estuve el borde de la muerte, de hecho, me dieron por muerto. La enseñanza que me dejó el accidente es que choqué porque no veía porque se había generado una nube de tierra. Y aunque no veía yo seguí a fondo. Aunque son conclusiones que saco mirando las imágenes, porque no me acuerdo de nada del accidente. Hay que aprender de una situación así para no volver a atravesarla. Y aprendí que cuando uno no tiene visibilidad, tiene que levantar el pie del acelerador y no seguir a fondo como un loco porque si no ves, estás poniendo en riesgo tu vida y la de tus colegas. 

-En el momento, ¿la única persona que se enteró de que, supuestamente, habías fallecido, fue el fotógrafo que estaba cerca o le llegó la información a algún familiar?

-La médica que me vino a socorrer le hizo una seña al fotógrafo como que había muerto. Así me lo contó él. Si bien tuve paros cardíacos, rápidamente me recuperaron. A mi papá, que estuvo siempre cerca ahí, nunca le llegó esa noticia de que había fallecido. 

-Como gran referente del automovilismo argentino, ¿qué mensaje le das a los chicos que están incursionando en este deporte? 

-Que si quieren encarar esta profesión, que es tan linda e ingrata a la vez, que lo hagan con pasión y ganas. Que no le hagan perder tiempo ni dinero a sus padres si lo van a tomar como una joda, porque el automovilismo en muy costoso y se requiere de mucho esfuerzo e inversión para poder lograr un nivel competitivo y poder vivir de este deporte. Las cosas que se hacen con pasión tienen mejores resultados en el día a día. 

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